Expongo aquí los más habituales y llamativos:
-El efecto gravitacional humano: Vas caminando por la calle, a buen paso. No hay un alma en metros a la redonda, salvo una persona que camina delante de ti, bastante más despacio que tú. Mientras vas acortando terreno, puedes ver que esa persona camina recto por un lado de la acera, pongamos por ejemplo el derecho. Cuando vas a adelantarle por la izquierda ya que tú caminas más rápido, se produce el efecto: la persona empieza a derivar hacia la izquierda, como cerrándote el paso. En este punto te pueden acudir preguntas como "¿por qué me cierra? ¿tan orgulloso es, que le jode que le adelante otro viandante?". Pero la magia tiene verdadero lugar cuando haces algún ruido, un carraspeo de garganta, pisas algo ruidoso, etc, y el otro ¡se sorprende! No sabe que estás ahí, y sin embargo según te has acercado se ha movido hacia ti. Todavía no he encontrado respuesta racional a este fenómeno, de manera que de momento lo considero un movimiento puramente gravitacional entre dos cuerpos próximos.
Aquí se está mascando la tragedia... |
¿Realmente es tan difícil prever que te puedes encontrar de frente con alguien, especialmente en hora punta? Pues debe ser que sí, porque se produce todos los puñeteros días. Este fenómeno también se puede dar en la calle, pero es más raro.
¡¿Cómo te atreves a rozarme, jovenzuelo?! |
-Los triglicéridos humanos: Es muy sencillo; si estás en una calle con una acera que mide cinco metros de ancho y te encuentras con un conocido, ¿te pones a charlar ahí mismo? No, padre. Te buscas un sitio donde haya unos cubos de basura, una moto aparcada, un contenedor de escombros... en definitiva, el sitio más estrecho y, por ende, en el que más vas a estorbar. También es lícita una boca de metro. Estos triglicéridos humanos parecen tener instinto de hurón, y buscan los sitios estrechicos para sentirse cobijados, porque está claro que estar en un sitio abierto y amplio no tiene ningún sentido. Estos especímenes tienen una cosa positiva: que si tienes el humor apropiado y no les ves especialmente vulnerables (ancianos, gente con muletas, etc.) da mucho gustico pasar dándoles un empellón con el hombro, simulando que has tenido que variar la trayectoria para no chocarte con otra persona. El punto bueno es que, de manera inconsciente, SABEN que están dando por culo con su ubicación y casi nunca te van a reprochar el encontronazo. A veces hasta deciden ponerse en un punto en el que no estorban, de manera que en realidad haces una labor social.
Dramatización de los hechos... |
Una variante son los que bloquean las escaleras del metro en parejas o grupos. No hay que cortarse un pelo en pedirles paso, muy amablemente, eso sí. Y si te ignoran, toquecito en el hombro ;).
-Los "etéreos": Estos se ven en todo tipo de hábitats, pero donde hacen más daño es en el supermercado en hora punta. Son esos seres luminosos que caminan como si las decenas o cientos de personas que los rodean no existiesen. Avanzan a velocidades irrisorias, se plantan delante de la estantería de la que tú quieres coger algo y se ponen a mirar con muuuuucha calma... Eventualmente se convierten en triglicéridos humanos, plantando el carro SIEMPRE al lado del palet del reponedor bloqueando el pasillo. Luego están los que van con mala idea, te ven a ti que vas yendo rápido y directo, aceleran ligeramente para llegar justo antes y ponerse delante de ti, y vuelven a su ritmo enervantemente lento. Estos también se dan mucho en el metro, y también funciona con ellos el empellón calculado.
Hay más especímenes e indviduos que pueden entrar en varias categorías según la ocasión (o incluso simultáneamente, esas son las auténticas joyas), pero estos son los más típicos. Recordad, con ellos, como con tantos otros, ¡tolerancia cero! O como mucho, uno o dos.